De música y dibujos animados

El Conde Patula. Legendario personaje que nos acompañó durante los 90 con sus aventuras desde el salón de la Batifama. Villano por herencia, bondadoso por genética, todo un lord junto a sus sirvientes quienes viven en cada capítulo una aventura. Me declaro un fanático de estos dibujos animados, que en Chile se daban a media tarde con el nombre de Conde Pátula (en inglés Duckula, el que también se mantuvo para varios países) y donde las historias se tejen en una serie de enredos entre el pato que es vegetariano y su sirviente Igor, que se desvive para transformarlo en un villano.

Es así la historia, cuando la Nana (una gran gallina) e Igor (un viejo cuervo), los sirvientes del palacio, que en su rito para revivir al Conde, se equivocan y le echan a la pócima mágica salsa de tomate por sangre; por lo que la reencarnación del terrible vampiro sufre fuertes matices y nace este ente llamado a ser un malvado, pero que es solo un ave soñadora que quiere ser millonario como un artista.

La serie es de origen inglesa, del estudio Cosgrove Hall y se estrenó el 6 de septiembre de 1988, siendo un éxito no solo en Inglaterra, sino que en varios lugares del mundo. Ésta tuvo 65 capítulos divididos en cuatro temporadas, naciendo como una parodia a las historias del Conde Drácula, incluso con personajes como Doctor Von Goosewing, inspirado en el Dr. Abraham Van Helsing.

Y es en esta búsqueda artística de Pátula, donde lo encontramos en capítulos donde también incursiona en la música. Queriendo interpretar jazz o una buena melodía de blues con su trompeta, viajando con su castillo al viejo Nueva Orlean, cuna de estas corrientes musicales.

Pero mas allá de los capítulos dedicados a la música, la melodía que estoy seguro muchos ya tienen en su cabeza, es la cortina de obertura y cierre de cada capítulo. Una canción entretenida, donde la voz del narrador, otro de los personajes claves de la historia (pues le pone el acento de terror a la nueva aventura que iniciará el conde), cuenta el origen de este particular vampiro, para dar el inicio al tema central con una voz femenina.

El autor de esta canción es Mike Harding, un destacado artista inglés. Un multifacético que ha pasado desde la fotografía, hasta el cine, siendo además un reconocido comediante y prolífero músico. Ha sido un cultor del folclor, donde su trabajo "The Rochdale Cowboy", alcanzó alta popularidad en los años 70.

Su trabajo ha estado ligado al humor, es común encontrar presentaciones que hizo para la BBC, como un stand-up sobre la realidad del país, por lo que basta oír esta canción, para graficar el sentido del humor de Harding. Un tema bastante rítmico, lleno de ironías con la historia del vampiro y juegos con una serie de sonidos graciosos que intervienen en la melodía.

El Conde Pátula, su "terrorífica" canción e introducción:

"Castillo Patula, albergado por muchos siglos por una cruel dinastía de terribles patos vampiro - los condes de PATULA. Se dice que a estos seres horrendos se les puede destruir clavando una estaca en el corazón, o exponiéndolos a la luz del sol. Sin embargo, Esto no es suficiente, ya que vuelven a la vida por medio de un rito secreto, que se puede realizar una vez al siglo, cuando la luna está en la octava casa de acuario.

Igor: “sangre de ala de murciélago”

Nana: “iré por ella”

Pero… la última reencarnación no funciono".

Nana: “¡salsa de tomate!”